El 98% de los escolares encuestados consume estos dulces, pero
muy pocos ingieren la cantidad de fruta recomendada por los expertos.
Los escolares de Cantabria consumen habitualmente golosinas, productos que tienen
en su composición diversos metales, como aluminio, níquel, cromo
y plomo, mientras que el consumo medio de fruta no alcanza los niveles recomendados
por los expertos. Éstas son las principales conclusiones de un estudio epidemiológico realizado dentro del Programa de Educación para
la Salud, actividad organizada a través de un convenio por el Departamento
de Ciencias Médicas y Quirúrgicas de la Universidad de Cantabria
y la Consejería de Educación y Juventud del Gobierno regional.
El trabajo ha sido elaborado por Cristina Pérez y Paula Vidart, expertas
en Alimentación Humana y Tecnología de los Alimentos, con el objetivo
de detectar los hábitos inadecuados en la ingesta de golosinas, así
como medir la frecuencia con la que la población infantil ingiere piezas
de fruta. A partir de este trabajo, se están elaborando una serie de
programas de educación nutricional que tratarán de corregir los
aspectos perjudiciales.
Los resultados del informe se expusieron al público hoy en un seminario que celebrado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cantabria. Tras la presentación del trabajo de investigación, Manuel Bueno Sánchez, catedrático de Pediatría de la Universidad de Zaragoza, pronunció una conferencia sobre la anorexia nerviosa. Ambas actividades cerraron el Programa de Educación para la Salud desarrollado a lo largo de este año a través de seminarios y conferencias, que han permitido constituir un grupo docente formado por educadores y especialistas en aspectos relacionados con la sanidad. Estas personas han podido asesorar a los centros escolares para el desarrollo de actividades para la promoción de la salud y conocer la demanda existente en este campo.
Los resultados del informe se expusieron al público hoy en un seminario que celebrado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cantabria. Tras la presentación del trabajo de investigación, Manuel Bueno Sánchez, catedrático de Pediatría de la Universidad de Zaragoza, pronunció una conferencia sobre la anorexia nerviosa. Ambas actividades cerraron el Programa de Educación para la Salud desarrollado a lo largo de este año a través de seminarios y conferencias, que han permitido constituir un grupo docente formado por educadores y especialistas en aspectos relacionados con la sanidad. Estas personas han podido asesorar a los centros escolares para el desarrollo de actividades para la promoción de la salud y conocer la demanda existente en este campo.
ESTUDIO EPIDEMIOLÓGICO
El estudio epidemiológico se ha realizado a partir de una encuesta distribuida a un total de 1.481 niños y niñas de la región, con edades comprendidas entre los 6 y los 14 años y escolarizados desde el primer ciclo de Primaria hasta el primer ciclo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Los alumnos pertencen a 17 centros de carácter público y privado. El 98% de los encuestados manifiesta consumir algún tipo de golosina. Entre la amplia variedad de productos, las más ingeridas son las gominolas. El gasto medio que los encuestados realizan en la compra de golosinas es de 250 pesetas a la semana. El estudio se complementó con un análisis químico, que confirmó la presencia de metales como aluminio, niquel, cromo y plomo en diferentes tipos de golosinas.
Por otro lado, las encuestas ponen de manifiesto que el consumo promedio de fruta es de 9,5 piezas a la semana. Sin embargo, el alumnado de primer ciclo de Primaria (6-8 años de edad) no llega a tomar una pieza al día. Estos índices de ingesta no alcanzan los niveles recomendados por los expertos, que se sitúan en dos piezas al día. También se detecta que la monotonía en la ingesta (consumo de un mismo tipo de fruta) decrece a medida que aumenta la edad.
Si has leído
hasta aquí... ¿seguirás comiendo golosinas?
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